sábado, 2 de abril de 2016

Una lanza en favor de la Tecnología española

Los españoles siempre hemos sido muy creativos. Sin apenas despeinarnos fuimos capaces de inventar el submarino, el autogiro, la fregona, el chupa-chups y la siesta.

Basta comparar la producción artística de las escuelas clásicas y modernas españolas con las alemanas o inglesas para comprender cuán diferentes somos los latinos.

Alguno se sentirá colmado por el insulso realismo de las escenas de caza de Peter Brueghel, el Viejo, o admirado por los oníricos paisajes de Caspar David Friedrich, el máximo exponente del romanticismo alemán del siglo XIX. Pero no dan la talla frente a la Serie Negra de Goya, para mí el mejor de los pintores españoles capaz de adelantarse un par de siglos a su tiempo, la revolución provocada por Picasso y su cubismo o la aportación de Joan Miró al surrealismo.

Sin embargo, los españoles llevamos bastante tiempo agazapados, deprimidos tras la pérdida de las colonias, apabullados por los grandes logros tecnológicos de americanos y asiáticos. 

Y así llegamos, agazapados, al año 2013 cuando los chicos de BQ demostraron que los españoles éramos no solo capaces de diseñar  teléfonos móviles, sino también de competir en igualdad de condiciones en un mercado cedido por los escandinavos a americanos y coreanos. Ahora andan embarcados con las impresoras 3D y la robótica así que quizás no tarden en volver a sorprendernos. Si no lo habéis hecho aún, os recomiendo leer la misión de esta empresa, todo un alegato en favor de la tecnología y el emprendimiento.

Aunque he comprado algunos de sus productos, aún no he tratado con ellos personalmente. Sin embargo, por diferentes motivos profesionales, he tenido la fortuna de dedicar una buena parte de los últimos meses a explorar el mercado español en busca de empresas capaces de sorprendernos con su tecnología.

Tan abominable misión para un friki de mi categoría me ha obligado a conocer a un montón de gente tan apasionada por la tecnología como comprometida con los proyectos que les he propuesto. Así que voy a dedicar unas pocas líneas a rendirles un pequeño homenaje y, de paso, romper una lanza en favor de la tecnología española.

Y creo que nos hace falta: en el último informe de la consultora PwC sólo 8 empresas españolas aparecen entre las 1000 más innovadoras del mundo.