martes, 15 de abril de 2014

¿Sabes cuáles serán las profesiones más demandas dentro de 10 años?


La cruenta batalla entre las viejas y las nuevas profesiones es tan antigua como nuestra historia. Primero nómadas cazadores-recolectores, luego agricultores, después obreros en las fábricas, más tarde trabajadores del sector servicios. Ahora andamos enfrascados con los ordenadores y las redes sociales. La convulsa historia de la humanidad ha quedado marcada por esta batalla sin fin entre las viejas y las nuevas profesiones que dura ya 7000 años.

En ocasiones, la aparición de nuevas tecnologías ha supuesto cruentos episodios. Otras veces ha llegado cubierta de terribles (y fallidas) predicciones de un nuevo mundo dominado por el desempleo. En unas pocas más hemos asistido, como decía uno por ahí, a un cambio tranquilo.

Hace nada, Bill Gates comentaba, en una charla organizada por el Amercian Entreprise Institute, que no somos conscientes de la cantidad de puestos de trabajo que se perderán en los próximos 20 años cuando sean las máquinas quiénes los realicen de forma mucho más eficiente y a un coste muy inferior. Camareros, conductores, recepcionistas, porteros, asistentes están seriamente amenazados. A los obreros de la construcción quizás no les dé tiempo a salir de la crisis provocada por la burbuja inmobiliaria y los créditos basura.

Un nuevo episodio de esta sangrienta batalla se cierne de nuevo sobre nuestras cabezas. Pero no hay que perder la esperanza, surgirán también cientos de nuevas profesiones, más creativas, más interesantes, más satisfactorias. Hablaremos de ellas al final del artículo, acompañando algunas propuestas con un impresionante informe elaborado por Rohit Talwar y Tim Hancock de la empresa Fast Future Research. Pero antes vamos a repasar rápidamente algunos episodios de esta historia.


LOS PRIMEROS ENFRENTAMIENTOS


No es la primera vez que hablo de Alvin Toffler en este blog. Es uno de mis autores predilectos y, casi siempre, viene al caso. El caso es que en su libro la "Tercer Ola", publicado allá por 1979, Toffler vaticinó la caída de los regímenes comunistas, hecho que ha quedado grabado en la memoria de todos con la caída del Muro de Berlín en la noche del 9 de Noviembre de 1989.

Se puede argumentar que el pueblo se reveló hastiado de la falta de libertad, ansioso por disfrutar de la propiedad privada, envidiando la prosperidad de la que que gozaba Occidente. Consideración políticas aparte, Toffler predijo el fracaso del comunismo basándose en consideraciones de mucho mayor calado y, desde mi punto de vista, agraciadas por una lógica aplastante.

La revolución industrial (la segunda ola) separó al productor del consumidor, una buena parte de la Humanidad dejó de trabajar en el campo para ir a las fábricas lo que supuso la pérdida de la propiedad de los medios de producción. Con la llegada de la tercera ola, a principios del siglo veinte, la automatización en las factorías enseñó las miserias del desempleo a la clase trabajadora, el verdadero germen de las revoluciones y guerras que convulsionaron la primera mitad del siglo veinte. Primero Marx y luego las doctrinas comunistas reaccionaron ante una situación insostenible en un intento desesperado por volver a unir a productores y consumidores, por recuperar la propiedad de los medios de producción.

Cual profeta, Alvin Toffler predijo tempranamente la caída de estos modelos, argumentando que las ideas de Marx pronto caducarían en una economía cada vez más orientada a los servicios. Estaba convencido de que, en la nueva sociedad, los trabajadores menos especializados irían abandonando progresivamente las fábricas, las minas y el campo para convertirse en oficinistas, gestores, camareros o administradores. En esta nueva coyuntura, la necesidad de ceder la propiedad de los medios de producción a la clase trabajadora perdería pronto relevancia, provocando la lenta decadencia de los estados comunistas. Y así fue.

El 23 de Agosto de 1973, conocimos la primera crisis del petroleo (no va a ser la última), tras la decisión de la OPEP de no exportar más petroleo a los países que habían apoyado a Israel en la guerra de Yom Kipur. El precio del petroleo se cuadruplico y los países industrializados volvieron a verse convulsionados por el desempleo.

Esta ves no hubo ninguna batalla; no había puestos de trabajo, ni viejos ni nuevos, pero si una nueva amenaza que se manifestaría en la década de los 80 con la irrupción en escena de los ordenadores. Los peores agoreros vaticinaron una nueva crisis, la informática haría innecesarios millones de puestos de trabajo, peligraban una buena parte de las profesiones ligadas al sector de los servicios.

Pero se equivocaron (echad un vistazo a la evolución del PIB mundial desde 1990 en la gráfica de la izquierda). Se perdieron puestos de trabajo, desde luego, pero también se crearon otros que requerían una mayor cualificación, trabajos menos manuales, más intelectuales. Nació así el trabajador de la Sociedad de la Información, umbilicado al ordenador por su nueva herramienta de trabajo, el ratón, saturado por hojas de cálculo, gráficos de evolución y formularios.

El proceso se está acelerando y, ahora, ya se habla del trabajador de la Sociedad del Conocimiento, del Knowlege Worker, marcado por las comunicaciones y las redes sociales. Extrañamente no ha habido confrontación alguna, más bien esperanza. Quizás el cambio se ha producido demasiado rápido, tal vez sea una solución de continuidad de la revolución que se produjo en los años 80; seguramente ya estamos acostumbrados.

Os dejo un interesante artículo de Richie Etwaru sobre las funciones que desempeñan estos nuevos trabajadores del conocimiento, quizás aún demasiado burocráticas y sobre cómo, la inminente automatización de muchas de les afectará.

LAS NUEVAS PROFESIONES

Y llegamos así, de nuevo, a Bill Gates y a su advertencia sobre los efectos en el mercado laboral que tendrán los robots y, más en general, el software de automatización (el concepto de robot está asociado a una forma antropomórfica pero, la verdad, es que pocas veces seremos conscientes de su presencia o naturaleza.

Ni se me pasa por la cabeza entrar en el debate sobre si los robots son necesarios, serán inteligentes o amenazarán la propia existencia del Ser Humano. El hecho es que ya están aquí y pronto serán más capaces y, sobre todo, más baratos que un trabajador.

Hace 7000 años levantamos chozas para vigilar los campos labrados; hace doscientos años las derribamos para vivir en chabolas al lado de las factorías; hace 50 años nos desplazamos a las ciudades y nos instalamos en las oficinas, hace 20 años tiramos a la papelera sellos y montañas de papeles. Toca ahora olvidarnos de algunos trabajos "manuales". Todo lo que pueda ser automatizado, lo será; de nuevo las viejas profesiones perderán la batalla.

Pero, como ha demostrado la historia, sabremos adaptarnos al cambio. Surgirán nuevas profesiones, seguramente mejores, que nos ofrecerán una experiencia profesional diferente.

Como comentaba al principio, os dejó aquí un extenso informe sobre las profesiones (se detallan 110) que surgirán en las próximas décadas. Hay algunas evidentes (desarrollador, diseñador de vídeo-juegos o mundos virtuales) y, otras, mucho más inesperadas.

El informe tuvo cierta repercusión en los medios de comunicación así que me voy a limitar a nombrar aquí algunas de las que más me han llamado la atención y tienen un componente más tecnológica:
  • Especialista en Lectores de Pensamiento (ver la Internet de los Pensamientos)
  • Controlador de Drones
  • Diseñador o Impresor de órganos humanos (ya sabéis, lo de las impresoras 3D)
  • Controlador de nano-dispositivos
  • Bio-hacker dedicado a alterar el ADN de plantas, animales y seres humanos
  • Gestor de Avatares
  • Diseñador de Mundos Virtuales (ver OCULUS: cuando la Realidad Virtual se vuelve muy real)
  • Actor en Mundos Virtuales
  • Bioinformático para programar los nuevos procesadores basados en la biología
  • Knowledge Broker para facilitar el intercambio de conocimiento entre organizaciones
  • Diseñador de Holografías (ver Tele-Presencia Holográfica, un paso más hacia la presencia virtual)
  • Diseñador de Economías Virtuales (considerar bitCoin)
  • Integrador de Sistemas de Seguridad
  • Analista de Redes Sociales
  • Analista de Comportamiento Digital (BigData, más matemático que informático)
  • Coordinador de Trabajo en Red
  • Técnico en Tele-Medicina
  • Entrenador de máquinas lingüísticas
  • Programador de Máquinas Cuánticas
  • Diseñador, Mecánico y Controlador de Robots (ver Los 10 robots más curiosos del momento)
  • Ingeniero de esqueletos robóticos (ver El Exoesqueleto controlado por la mente que inaugurará el mundial de Brasil)
  • Diseñador de Sistemas de Vida Artificial
  • Diseñador de Agentes Inteligentes
  • Minero de Datos
  • Diseñador de interfaces de Inteligencia de Ambiente
  • Diseñador de Realidad Aumentada
  • Diseñador de Ropa Inteligente
El medio-ambiente, el turismo o la salud tendrán también su efecto sobre el mercado laboral:
  • Agricultor Vertical para mantener huertos en las azoteas de las grandes ciudades
  • Guía de Turismo Espacial
  • Técnico en criogenia (conservación en temperaturas cercanas al cero absoluto)
  • y otro largo etcétera
¿ESTAMOS PREPARADOS?

Nunca lo hemos estado. Se paliarán hasta cierto punto los efectos de este cambio fundamental, pero siempre habrá personas que se vean relegadas del nuevo mercado laboral.

Algunas universidades ofrecen ya formación en vídeo-juegos (se necesitan más de 200 especialidades para crear uno de cierta entidad), arte y diseño digital, gamificación (más...), digital business, realidad virtual, visión artificial, animación 3D, robótica, por no hablar de la formación relacionada con las redes sociales y el marketing digital (más información...).

En España son sólo unas pocas las que disponen de este tipo de oferta y ya han llegado tarde. Veremos qué ocurre en los próximos años aunque no soy muy optimista. Cambiar un plan de estudios requiere una buena pensada y procesos de validación y adaptación. En definitiva, tiempo, y las universidades carecen de él si pretenden seguir el ritmos del progreso tecnológico.

José me planteaba un problema adicional relacionado con los oficios más tradicionales. ¿Se perderán y algo importante se irá con ellos?. Pienso que no, especialmente los que requieran de una mayor habilidad, los más artesanos, aunque irán quedando cada vez más relegados. Os dejo el discurso de Muñoz Molina sobre este tema pronunciado en la entrega de los Premios Príncipe de Asturias 2013 (gracias de nuevo José)


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6 comentarios:

  1. Me parece muy interesante lo comentado estoy seguro que hacia alli vamos mas temprano que tarde ,a preparase si queremos sobrevivir estoy convencido que cada dia lo que mas necesitamos son tecnicos de alto nivel tambien.

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    1. Coincido contigo Roberto. Cada días más especialización, más tecnologías, menos oficios. Ya hay algunas universidades que ofrecen master en vídeo-juegos, arte y diseño digital, realidad virtual y se irán ampliando.

      Te dejo un artículo publicado en El País sobre esto

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  2. Muy interesante este post, Miguel, y tu blog en general. Hacía mucho tiempo que no leía algo tan bueno. ¡Enhorabuena!

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    1. No tengo palabras. Mil gracias por lo ánimos. Supongo que será porque llevaba 10 años sin publicar nada y se han ido acumulando ideas (antes lo hacía con bastante asiduidad aunque relacionado con proyectos de I+D)

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  3. ¿No te parece que con tanto cambio y reinvención cada día quedan menos oficios auténticos? ¿Sabemos explicar lo que hacemos a nuestros hijos? Me gusta releer lo que dijo Muñoz Molina sobre el gusto por la excelencia y la calidad en los oficios: http://goo.gl/85fMNb
    Creo que esto deberíamos recuperarlo...

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    1. Yo me hecho esta misma pregunta muchas veces. No sé si te pasa a ti pero cuando voy a un bar tipo franquicia americana y tengo que coger primero un ticket, luego ir a otra cola para pedir y, a una última, para recoger el producto. No vuelvo. Prefiero, los bares tradicionales, con camareros tradicionales. Supongo que si ponen un robot, tampoco volveré. Pero esto quizás sea un problema para las nuevas generaciones.

      Y gracias por el artículo, lo he leído con gran interés

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